Suena controvertido, pero quizás no es lo que piensas. ¡Sigue leyendo para saber más!
En los últimos años, los avances en la tecnología de secuenciación genómica han abierto un abanico de posibilidades en muchas áreas distintas, desde la medicina hasta la alimentación. Uno de los campos que ha comenzado a explorar el potencial de las pruebas genéticas es el empresarial, donde se plantea la posibilidad de que las empresas puedan ofrecer pruebas genéticas a sus empleados para ayudarles a mejorar su salud. ¿Podría funcionar?
Un grupo de investigadores de la empresa americana Allelica así lo cree. Sin embargo, antes de sacar conclusiones apresuradas, vamos a analizar los argumentos presentados en el artículo publicado en Frontiers in Public Health.
Los investigadores realizaron una simulación matemática analizando un modelo en que las empresas ofrecían una prueba genética a sus empleados para medir el riesgo cardiovascular, y lo compararon con otros dos modelos alternativos: ofrecer un programa de prevención basado únicamente en factores de riesgo tradicionales (por ejemplo historia familiar, obesidad, tabaquismo...), y no ofrecer programa de prevención alguno.
El artículo sugiere que, añadiendo estas pruebas genéticas a los programas de prevención tradicionales basados sólo en factores de riesgo, se podría identificar un mayor número empleados con riesgo alto de desarrollar enfermedades cardiovasculares, lo que a su vez les permitiría tomar medidas preventivas para reducir su riesgo. Esto mejoraría la salud de los empleados, aumentaría la productividad y disminuiría los costes asociados a tratamientos médicos, que en Estados Unidos a menudo corren a cargo de la empresa.
Concluyeron que las empresas podrían ahorrar entre $53 (frente a los programas tradicionales) y $575 (frente a no ofrecer ningún programa de prevención), por cada empleado. ¿Impactante?
Una limitación a tener en cuenta es que esta simulación se basa en empresas que teóricamente se harían cargo de los costes derivados de cualquier tratamiento médico que necesitaran sus empleados mientras estuvieran contratados - un modelo sanitario muy diferente a los modelos predominantes en la Unión Europea.
Sin embargo, antes de implementar un programa de este tipo, habría que tener en cuenta que la información genética es altamente sensible y si no se protege adecuadamente, puede dar lugar a discriminación y violaciones de la privacidad. Las empresas que quisieran ofrecer este servicio tendrían que establecer protocolos claros para proteger la confidencialidad y el uso adecuado de los datos genéticos de los empleados.
También es importante recordar que la mayor parte de enfermedades comunes son multifactoriales, es decir, que la genética no es el único determinante que predice el riesgo, y los cambios en el comportamiento y estilo de vida de los empleados pueden tener una gran influencia e impacto.
Por último, habría que pensar en el impacto psicológico que estas pruebas podrían tener en los empleados. Recibir información sobre predisposición genética a enfermedades puede generar ansiedad, estrés y preocupación, lo que a su vez podría afectar al bienestar general y rendimiento laboral. Habría que garantizar un adecuado asesoramiento genético para los empleados antes y después de cualquier prueba genética.
Resulta muy interesante pensar que en un futuro, el asesoramiento genético podría incorporarse en los programas de bienestar integral ofrecidos por parte de las empresas, y sin duda es un campo donde hace falta investigar mucho más.
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